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Hemeroteca sobre Caldaloba
Colección de artigos dos xornais e revistas
Fotos dos anos 1966 e 1971 do castelo de Caldaloba
Fotos do castelo de Caldaloba de artigos publicados en agosto de 1966 (El Progreso) e en marzo/abril do
ano 1971 (Revista do Centro Gallego de Buenos Aires, nº578).
Agosto de 1966
Marzo/abril de 1971
abril 2021
Narración do asedio ó Castelo de Caldaloba
Nun
artigo
publicado
en
xaneiro
do
ano
1934
na
revista
mensual
Galicia
en
Madrid
(Órgano
del
Lar
Gallego)
asinado
por
EME
de
C,
describe
detalladamente
os
infortunios
da
Galicia
medieval,
de
como
xurdiron
os
irmandiños
e
a
destacada
figura do Mariscal Pedro Pardo de Cela, punto este último no que fai alusión ó castelo de Vilaxoán (Caldaloba).
“[…]
Muerto
ya
Pedro
Pardo
de
Cela,
su
yerno,
Fernando
Saavedra,
se
encerró
con
su
esposa
Doña
Constanza
y
quinientos
hombres
de
armas
en
el
castillo
de
Villajuan,
conocido
actualmente
por
Caldaloba
,
en
el
término
municipal
de
Cospeito,
defendiéndose
bravamente
de
las
fieras
acometidas
de
los
ejércitos
de
las
dos
Castillas
y
Aragón,
comandados
por
Diego
López
de
Haro,
Diego
Andrade
y
Álvaro
González,
sin
que
pudieran
domeñar
el
valor
de
aquel
puñado
de
gallegos
durante
un
largo
año
de
asedio;
fué
necesario
que
la
fortaleza
estuviese
desmantelada
y
la
guarnición
exterminada,
con
solo
tres
hombres
vivos
y
su
caudillo
herido,
para
que
las
fuerzas
de
los
Reyes
Católicos
pudiesen
hollar
con
su
planta
aquel
montón
de
ruinas,
cuyos
vestigios
se
muestran
hoy
como
ejecutoria
de
grandezas
pretéritas, que afortunadamente, jamás volverán. […]”
EME de C
(texto íntegro do artigo//Fonte: hemeroteca BNE)
abril 2021
TORRES Y CASTILLOS: CALDALOBA
Artigo
publicado
en
xuño
do
ano
1923
por
Bréjome
de
Parga
no
xornal
lucense
“
La
Provincia:
diario
de
información y de intereses generales”.
Álzase,
como
tantos
otros
castillos
y
torres,
sobre
un
castro
-el
de
Pino-
en
Cospeito;
a
cuyo
municipio
pertenece
por
el
pedazo
de
tierra
en
que
se
asienta,
aunque
la
aldea
de
Villajuán
(cuyo
nombre
lleva
también
la
fortaleza)
corresponde al de Villalba.
Sólo
queda
de
ella
una
torre
cuadrada
y
derruida
no
sólo
en
su
parte
alta
donde
debía
tener
el
almenaje,
sinó
en
uno de sus ángulos, amenazando una destrucción total y pronta.
Los
ventanales,
en
línea
recta,
abiertos
en
uno
de
sus
muros,
sin
tener
mayor
importanica
arqueológica,
prestan
carácter y belleza a estas ruinas perdidas y abandonadas lejos del paso de viandantes y turistas.
Su
existencia
es
anterior
al
siglo
XV,
aunque
se
ignore
cuando
fué
levantada
ni
la
importancia
que
tuvo
en
sus
comienzos.
La
revolución
de
los
hermandiños
gallegos
en
aquella
centuria
le
alcanzó
de
lleno,
pues
consta
que
fué una de las fortalezas destruídas por los defensores de la causa popular.
No
debió
ser,
sin
embargo,
no
ya
completa
la
destrucción
de
este
castillo,
pero
ni
aún
de
difícil
arreglo
su
restauración,
pues
pocos
años
más
tarde,
ajusticiado
el
rebelde
Pardo
de
Cela
en
la
Plaza
de
Modoñedo,
su
hija
Doña
Constanza
y
su
yerno
Fernan
Arias
de
Saavedra,
quisieron
resistir
a
Acuña,
el
enviado
de
los
Reyes
Católicos
a establecer su justicia en este reino, haciéndose fuertes en el castillo a Villajuán o Caldaloba.
He
aquí
como
da
cuenta
del
suceso
el
historiador
López
Ferreiro:
<<muerto
el
mariscal
Pardo
de
Cela,
no
por
eso
se
restableció
la
calma
en
el
Obispado
de
Mondoñedo;
su
hija
Doña
Constanza
de
Castro,
con
su
esposo
Fernan
Arias
de
Saavedra,
quiso
vengar
su
muerte,
y
metidos
ambos
en
el
castillo
de
Villajuán
enarbolaron
el
estandarte
de
la
rebelión.
Acudió
Don
Diego
López
de
Haro,
que
había
sucedido
a
Don
Fernando
de
Acuña
en
el
gobierno
de
Galicia
y
puso
estrecho
sitio
a
la
fortaleza.
Brava
y
obstinadamente
se
defendió
Fernán
Arias
y
prolongó
por
mucho
tiempo
su
resistencia;
pero,
al
cabo,
se
corrompió
el
agua
del
aljibe,
y
todos
los
sitiados,
incluso
Doña
Constanza,
adolecieron
mortalmente.
Fernán
Arias,
que
con
tres
soldados
aún
se
conservaba
ileso,
tuvo
que
rendirse
a
la
necesidad.
El
Gobernador
le
confiscó
los
bienes
y
lo
condenó
a
la
última
pena;
pero
por
mediación
de
Don
Diego
de
Andrade,
que
con
Álvaro
González
de
Ribadeneira
había
ayudado
a
Don
Diego
López
de
Haro
a
sitiar
la
fortaleza,
obtuvo
la
libertdad
y
la
vida
y
la
tercera
parte
de
sus
bienes.
Las
otras
dos
terceras
partes
habían
sido
adjudicadas
a
Don
Diego
de
Andrade
y
a
Álvaro
González;
más
el
de
Andrade
renunció
generosamente
su
parte
en
favor
de
Fernán
Arias,
el
cualñ
sirvió
después
lealmente
a
los
Reyes
Católicos
y
estuvo en la conquista de Málaga>>.
Mas
de
once
meses
duró
el
sitio
a
la
fortaleza,
lo
que,
si
demuestra
la
tenacidad
de
Fernan
Arias
y
el
ánimo
varonil
de
su
esposa,
que
ni
un
momento
le
abandonó
en
aquellos
días
de
prueba,
acredita
también
las
condiciones de solidez y resistencia del castillo.
El
cuál
perteneció,
después,
a
los
vizcondes
de
Altamira.
Hacia
fines
del
siglo
XVIII
consta
que
era
propiedad
del
Conde de Fuensaldaña, que se llamaba
señor de la merindad de Villajuán.
En
el
país
conócesele
vulgarmente
con
el
nombre
de
torre
da
Caldaloba
(casa
da
loba),
por
ser
este
el
de
la
casa
grande situada a su inmediación.
Bréjome de Parga
(texto
íntegro
do
artigo//Fonte:
hemeroteca
BVPH)
TORRES Y CASTILLOS
CALDALOBA
maio 2021
BIOGRAFÍAS GALLEGAS: CONSTANZA DE CASTRO
Artigo
sobre
Constanza
de
Castro
publicado
en
setembro
do
ano
1922
por
Manuel
Molina
Mera
no
xornal
“
El
Eco
de
Santiago” publicado tamén o mesmo ano no xornal “La Voz de la Verdad, Diario Católico”:
BIOGRAFÍAS GALLEGAS
CONSTANZA DE CASTRO
Hija
del
célebre
y
desgraciado
Mariscal
Pedro
Pardo
de
Cela,
ajusticiado
en
la
plaza
de
Modoñedo
el
17
de
diciembre
de
1483.
Supónesele
nacida
en
Vivero;
el
apellido
que
adoptó
era
el
de
su
madre
Dª
Isabel
de
Castro,
hija
del
Conde
de Lemos D. Pedro Alvarez Osorio.
Casada
primero
con
su
tío
D.
Galeor
Osorio
y
en
segundas
nupcias
con
otro
noble
gallego,
Fernán
Arias
de
Saavedra
señor
de
Goiriz
y
de
Baamonde,
resolvió
vengar
la
muerte,
a
manos
del
verdugo,
de
su
exclarecido
padre
y
de
su
inocente
hermano,
cuyas
cabezas
segó
el
verdugo
en
un
mismo
día.
Al
efecto,
como
muchas
otras
mujeres
ilustres
en
nuestra
Historia,
alzó
a
su
vez
la
bandera
de
la
rebelión,
parapetándose
tras
los
muros
del
castillo
de
Villajuán
o
de
Caldaloba,
hoy
en
ruinas,
en
el
municipio
de
Cospeito.
Acudió
allí
D.
Diego
López
de
Haro,
que
había
sucedido
a
D.
Fernando
de
Acuña
en
el
gobierno
de
Galicia
por
los
Reyes
Católicos,
y
puso
estrecho
sitio
a
la
fortaleza:
<<Brava
y
obstinadamente>>
-dice
el
señor
López
Ferreiro,-
se
defendió
Fernán
Arias,
y
prolongó
por
mucho
tiempo
su
resistencia;
pero,
al
cabo,
se
corrompió
el
agua
del
algibe,
y
todos
los
sitiados,
incluso
Doña
Constanza,
adolescieron
mortalmente.
Fernán
Arias
que,
con
tres
soldados,
aún
se
conservaba
ileso,
tuvo
que
rendirse
a
la
necesidad.
El
Gobernador
le
confiscó
los
bienes
y
lo
condenó
a
la
última
pena;
pero
por
mediación
de
Don
Diego
de
Andrade,
que
con
Álvaro
González
de
Ribadeneira
había
ayudado
a
Don
Diego
López
de
Haro
a
sitiar
la
fortaleza,
obtuvo
la
libertad
y
la
vida…
Fernán
Arias
de
Saavedra
sirvió
después
lealmente
a
los
Reyes
Católicos
y
aun
concurrió
a
la
conquista
de
Málaga, pero estos no olvidaron jamás sus pasados yerros>>.
Animosa,
resuelta
e
indomable,
como
hija
de
tal
padre,
se
nos
aparece
Doña
Constanza
en
esta
etapa
de
su
vida.
Más
tarde,
viuda
ya,
desengañada
tal
vez
de
las
terrenales
miserias,
su
figura,
que
en
la
torre
de
Caldaloba
se
nos
aparece
con
épicos
rasgos,
adquiere
toda
la
dulcedumbre
y
el
poético
encanto
de
las
más
relevantes
figuras
místicas.
Consagrada
por
entero
a
la
oración
y
a
la
penitencia,
emprende
una
y
otra
vez
el
camino
a
Jerusalén,
visita
los
Santos
Lugares,
prosternándose
ante
la
tumba
del
Redentor,
y
viene
a
morir
en
la
poética
villa
donde
vió
la
primera
luz,
siendo
enterrada
en
la
capilla
mayor
de
la
Iglesia
de
San
Francisco
de
Vivero,
al
lado
del
Evangelio.
Su
fama
sobrepasó
a
su
vida,
a
tal
punto
que
unos
cien
años
después
de
fallecida,
el
Obispo
de
Mondoñedo
Don
Pedro
Zorilla
ordenó
el
año
1617
abrir
una
jurídica
información
de
la
que
resultaron
comprobados,
además
de
los
apuntados,
algunos
hechos
de
su
vida
calificados
de
portentosos,
así
como
la
incorrupción
de
su
cadáver,
con
otros
prodigios
no
menos notables.
Ignoramos
si
dicha
información
se
conserva
o
nó
en
el
archivo
episcopal
mindoniense.
En
caso
afirmativo,
creemos
que
merecería
bien
de
la
Historia
y
de
Galicia,
quien
se
decidiera
a
exhumarlo,
prestándonos,
en
toda
su
grandiosa
magnitud la figura de esta mujer tan insigne como hoy olvidada.
De
su
matrimonio
con
Fernán
Arias
de
Saavedra,
tuvo
nuestra
Doña
Constanza
una
hija
única
que
casó
con
un
hijo
de
aquel Álvaro González de Ribadeneira que figuró en el episodio de Villajuán.
Manuel Molina Mera
(texto íntegro do artigo//Fonte: hemeroteca BVPH)
maio 2021
O castelo de Caldaloba ten un rico repertorio de seres míticos
O xornal El Progreso do 13 de agosto de 1989 recolle moitas das historias e lendas da Terra Chá, entre elas, as
de Caldaloba:
A MEIGA DE CALDALOBA
Di
unha
lenda
que
nos
arredores
de
castelo
de
Caldaloba
pasou
unha
tempada
unha
meiga,
das
que
Mariño
Ferro
distingue
como
bruxas-voadoras
(seres
míticos),
en
contraposición
ás
bruxas-
curandeiras, persoas reais que teñen poderes.
Esta
meiga-voadora
de
Caldaloba
saia
ós
camiños
á
procura
de
mozos
cos
que
pasala
noite.
Un
mozo
de
Xoibán,
asaltado
pola
meiga
unha
noite,
tivo
que
valerse
dun
rosario
á
noite
seguinte
para
librarse
da
meiga
que,
escarmentada,
acabou
fuxindo do lugar.
Por Isaac Rielo Carballo
Cancioneiro da Terra Chá (Pol)
Ed. do Castro. A Coruña, 1980.
A MOURA FADADA
No
soto
do
castelo
de
Caldaloba,
hai
unha
moura
fadada
que
garda
o
trigo
que
rouban
as
formigas
do
maior
formigueiro
do
mundo.
En
Couto
Dá,
entre
Reiriz
e
Viladonga,
na
freguesía
de
Ramil
(Castro
de
Rei),
segundo
informa
Isaac
Rielo
Carballo,
hai
unha
fonte
onde
vive
unha
princesiña moura convertida en troita.
Por Isaac Rielo Carballo
Cancioneiro da Terra Chá (Pol)
Ed. do Castro. A Coruña, 1980.
A SERPE ENCANTADA
Na
Pena
do
Castelo
tiña
o
seu
burato
unha
grande
cobra
alada,
capaz
de
tragar
bois
enteiros
e
que
mesmo
nunha
ocasión
papou
un
home
que
andaba
por
alí
apañando
nos
toxos.
Para
baixar
a
beber
ó
rego
do
Corvos
metía
a
cola
na
boca
e
baixaba
a
rolos polas costas.
No
pazo
de
Caldaloba,
próximo
ó
castelo,
que
coma
levamos
conta
cun
magnífico
repertorio
de
seres
fantásticos,
non
falta
tampouco
unha
serpe
encantada
que
nun
tempo
trouxo
aterrorizada
á
comarca.
Un
dos
donos
do
pazo,
D.
Gabriel
Antonio
de
Montenegro
deu
morte
á
cobra.
Desfeito
o
encanto
o
Montenegro
incorporou
a
serpe ó seu escudo.
Por García Mato, José L. e Fdo. Dióxenes
op. cit.
Pasaxe do Vizconde de Altamira sobre o castelo de Vilaxoán (Caldaloba)
“[…]
La
torre
de
Villajuán
se
alza
medio
derruída
sobre
una
pequeña
loma
de
la
parroquia
de
Pino
-Cospeito-
dominando
el
paso
natural
entre
la
zona
de
Villalba
y
los
ríos
Támoga
y
Miño,
a
poca
distancia
y
margen
izquierda
de
la
carretera de Villalba a Lugo desde la cual puede verse mostrando, solitaria y triste, su versión de melancolía.
Tiene este castillo una trágica historia, íntimamente ligada a la de Galicia, que merece recordarse.
Perteneció
al
secretario
y
contador
del
Rey,
don
Juan
II
de
Castilla,
llamado
don
Alonso
Pérez
de
Vivero,
quien,
por
infidelidades
cometidas
con
su
protector
el
condestable
don
Álvaro
de
Luna,
fue
defenestrado
de
orden
de
éste
en
abril
de
1453
y
dos
meses
después
degollado
don
Álvaro
en
Valladolid.
Sucedió
a
don
Alonso
en
el
señorío
de
Villajuán
su
hijo
don
Juan
de
Vivero,
quien
tomó
parte
activa
de
la
conjura
de
los
Nobles
contra
el
nuevo
Rey
de
Castilla,
Enrique
IV,
el
que,
por
tal
motivo,
le
destituyó
del
señorío
de
Vivero
que
también
ostentaba
e
invistió
con
la
tenencia
del
Señorío
de
Vivero,
por
el
Rey,
de
tal
villa
de
Vivero
a
su
“guarda
y
fiel
vasallo”,
el
célebre
Mariscal
Pedro Pardo de Cela.
Don
Juan
de
Vivero,
como
irreconciliable
enemigo
de
don
Enrique
IV,
mantuvo
íntima
amistad
y
defendió
la
causa
de
los
Reyes
Católicos,
quienes
se
casaron
en
su
palacio
de
Valladolid
habiendo
sido
la
madrina
su
esposa,
doña
María
de Acuña.
Al
ser
degollado
en
Mondoñedo
el
Mariscal
Pedro
Pardo
de
Cela
junto
con
su
hijo
de
22
años,
por
orden
de
don
Fernando
de
Acuña,
primer
gobernador
que
vino
a
Galicia
por
los
Reyes
Católicos,
y
que
era
cuñado
de
don
Juan
de
Vivero,
la
hija
del
Mariscal
llamada
doña
Constanza,
junto
con
su
marido
Fernán
Ares
de
Saavedra,
eligieron
precisamente
este
castillo
que
asaltaran
para
sublevarse
contra
los
Reyes
en
venganza
de
la
oprobiosa
muerte
dada
a
sus
deudos,
sin
formación
de
causa
ni
figura
de
proceso,
venganza
que
tanto
parece
tomada
contra
los
Reyes
coma
contra don Juan de Vivero.
Doña
Constanza
y
su
marido
resistieron
cerca
de
un
año
la
embestida
de
las
tropas
reales,
hasta
que
la
señora
falleció
dentro
y
no
quedaron
más
de
dos
o
tres
hombres
sanos.
Tal
fue
el
arrojo
y
valor
de
doña
Constanza
que
desde
entonces
la
voz
popular
bautizó
el
castillo
con
el
nombre
que
hoy
se
le
conoce
de
“Cal
da
Loba”
expresiva
denominación
que
perdura
proclamando
que
aquel
lugar
fue
el
parapeto,
la
“cal”
o
zanja
donde
aquella
dama
se
sublevó, justamente indignada, con fiereza de Loba.
[…]”
Alejo Barja Prieto
El Progreso, 1966
Maio 2021, Jesús Pena
“A vida e a obra dun gran fabulador”, revista GRIAL No 72, por Francisco Fernández del Riego (1981).
“[…]
Pero
estábamos
no
balcón
de
Lindín.
Hai
que
baixar
pola
vella
calzada,
pedra
romana,
irmá
do
antergo
paso
lexionario:
o
que
trouxo
a
lingua,
a
lei,
o
arado,
a
columna,
e
quezáis
a
melanconía
virxiliana.
E
atopámonos
logo
no
Pasatempo;
na
ponte
onde
aquela
dona
Constanza
,
que
traguía
o
indulto
do
Mariscal
Pardo
de
Cela,
perdera
-por
mor
dunhas
cortesías
cuns
coengos-
a
cabeza
do
terrible
señor
que
"comía
máis
da
mitade
do
bispado".
Este
pequeno
bairro
muiñeiro
e
panadeiro,
pequeña
Venecia,
illa
leda,
xa
é
Mondoñedo.
Chámase
“Os
Muiños”,
porque
recende
a
pan
que
remata
de
deixar
o
forno,
e
porque
se
escoita
cantar
de
vez a unha fonte e a unha moza.
Agosto 2021
[…]
Cunqueiro
evocou
este
silencio
e
este
ambiente
unha
chea
de
veces,
e
outros
moitos
motivos
da
sua
cidade
natal.
Tamén
os
viaxes
que
facía
de
alí
á
capital
luguesa:
"Pra
ir
do
val
natío
á
urbe
capitalina
—escribíu—
tiña
que
rubir,
medindo
tres
veces
o
seu
van,
a
Pena
da
Roca.
Desde
onde
din
Prado
e
os
Cornos
da
Lúa,
si
volvía
a
cabeza
dexergaba
no
horizonte
unha
franxa
verdiescura:
era
a
mar.
Pero
de
aquí
pra
enriba
todo
era
terra,
monte
avesío,
altas
xesteiras,
camposas arnaces. Non había máis flores que as do toxo".
De
Abadín,
que
pousaba
a
ámbalas
beiras
da
estrada,
gostábanlle
as
cercas
de
loureiro
romano
das
eiras;
cercas
fértis
en
melros
e
paporroibos.
Por
veces,
nas
suas
viaxatas,
Cunqueiro
ollaba,
entre
as
verdes
follas
latinas,
unha
brasiña
bermella:
era
o
peito
agachado
do
paporroibo.
Ao
pouco
de
saír
de
Abadín,
no
alto
de
Castromaior,
os
ollos
abríanselle
sobre
as
chairas,
sobre
a
ancha
e
fecunda
Terrachá.
Dexergaba
alí
unha
bidueira,
unha
lama...
Entrando
en
Villalba,
chea
de
friaxe,
sentía
como
un
vóo
todo
de
vencellos,
de
almea
crebada
e
matacán
ferido.
A
partir
da
vila
toda
terra
e
toda
auga
corren
cara
o
Miño,
solemne
déus
fluvial
noso,
de
prateada
barba.
Nos
antigos
agros
de
Saavedra,
ao
pé
de
Cal da Loba
-ruina da derradeira rebelión do sangue mariscal- abrolla o centeo nos sulcos iguais. E a seguido está Lugo.
[…]”.
Grial, revista galega de cultura, Nº72 (1981)
Francisco Fernández del Riego
Fotografía do castelo de 1916 (revista Suevia).
A
revista
Suevia
alcumada
“Revista
Gallega
Regionalista”
foi
unha
revista
de
periocidade
quincenal
publicada
en
Bos
Aires,
dirixida
polo
pontevedrés
Joaquín
Pesqueira
(Conde
de
Cela).
Entre
os
colaboradores
cabe
destacar a Castelao, Valle Inclán, Murguía, Pondal, Brañas, Labarta Pose e o propio Conde de Cela.
Na
edición
do
19
de
febreiro
do
ano
1916
publicouse
un
artigo
co
nome
“El
Castillo
de
Villajuán”
por
Edo.
de
Soto-Quiroga, cunha fotografía do castelo feita por Pacheco.
O
artigo
resalta
o
asedio
que
tivo
lugar
no
castelo,
referíndose
ós
sublevados
como
os
últimos
“Hermandinos”
ante
as
tropas
dos
Reis
Católicos.
ARTIGO COMPLETO:
“Ante
esas
ruínas
serenas
y
nobles
que
muestra
el
grabado,
tuvo
lugar
el
epílogo
más
glorioso
y
turbulento
de
la
historia
de
Galicia.
Ante
las
murallas
del
castillo
de
Villajuán,
en
Villalba,
provincia
de
Lugo,
riñóse
reciamente,
heroicamente,
el
último
combate
que
tuvieron
los
Hermandinos
y
las
tropas
de
los
Reyes
Católicos.
Ahí
acabóse,
pues,
la
independencia
de
Galicia.
Y
puede
decirse,
por
consiguiente,
que
bajo
estas
ruinas
del
castillo
de
Villajuán
están
enterradas
nuestras
libertades políticas.
Sacrificado
en
el
cadalso
el
masriscal
Pedro
Pardo
de
Cela,
su
yerno
y
partidario
Fernán
Arias
de
Saavedra
guareciose
y
fortificóse
en
este
castillo.
Durante
todo
un
largo
año
resistión
en
sus
dentros
las
formidables
acometidas
de
los
ejércitos
unidos
de
Castilla,que
mandaban
el
gobernador
don
Diego
López
de
Haro,
don
Diego
de
Andrade
y
don
Álvaro
González.
Durante
tan
largo
sitio,
los
Hermandinos
se
defendieron
con
un
heroismo
tenaz
y
épico,
pocas
veces
igualado
en
la
historia.
Los
proyectiles
de
los
sitiadores
iban
desmoronando
las
fortificaciones,
y
mientras
caían
poco
a
poco
los
lienzos
de
muralla,
crecía
también
el
arrojo
espartano
de
sus
hambientos
y
esforzados defensores.
Decíamos
antes
que
el
heroísmo
de
los
Hermandinos,
en
la
defensa
de
este
último
baluarte
suyo,
fué
pocas
veces
igualado
en
la
historia,
y
eso
se
comprenderá
si
se
piensa
que
tras
de
un
año
de
horrenda
lucha,
cuando
los sitiadores rindieron por fin el castillo, solo
quedaban
vivos
tres
hombres
de
los
quinientos
que
con
don
Fernán
Arias
de
Saavedra
se
fortificaran
en
su
recinto,
y
aun
el
mismo
caudillo
herido
gravemente
por
una
piedra
de
trabuco.
Si
las
gentes
gallegas,
demasiado
indiferentes
para
nuestras
cosas
gloriosas,
tuviésemos
un
concepto
más
alto
y
más
noble
de
la
grandeza
de
la
historia
de
Galicia,
haríamos
de
este
castillo
el
símbolo
capaz
de
sintetizar
todas
nuestras
reinvidicaciones.
Y
eso
se
hará,
sin
duda
alguna,
el
día
en
que
la
verdadera
historia
de
Galicia
se
ponga
al
alcance
de
todas
las
inteligencias.
El
castillo
de
Villajuán
está
situado
a
ocho
kilómetros
al
sur
de
Villalba,
y
solo
se
conservan
los
restos
de
la
torre
del
homenaje,
la
cual
presenta
muchísimos
vestigios
del
choque
de
los
proyectiles
contra
los
robustísimos
muros.
En
la
actualidad
el
castillo
es
conocido
con
el
nombre
de
Caldaloba,
que
es
el
del
pazo
señorial
situado
en
sus
inmediaciones.
Al
final
del
siglo
diez
y
siete
pertenecía
el
castillo
de
Villajuán
al
conde
de
Fuensaldaña,
señor
que
en
1679
-según
reza
una
carta
foral-
ponía
entre
sus
títulos
el
de
Señor
de
la
Merindad
de
Villajuán,
uno
de
los cotos antiguos que forman parte del partido de Villalba.
El
cronista,
allá
en
su
juventud,
dado
a
los
estiudios
históricos,
visitó
estas
ruínas
poseído
de
una
honda
emoción,
y
sentado
en
lo
más
alto
de
los
muros
ruinosos,
pensó
que
Galicia
no
hiciera
todavía
justicia
al
mariscal
Pardo
de
Cela
y
a
sus
heroicos
Hermandinos.
Han
pasado
desde
entonces
muchos
años
y
aun
hoy,
rectificada
nuestra historia, sigue en pié tal injusticia. ¿Es que también finó en Villajuán la dignidad de la raza?”
Edo. de Soto Quiroga
Outubro de 2021, por Jesús Pena.